El trauma es especificado por Freud «como vivencia temprana infantil sexual».
Sexual porque introduce un goce éxtimo, extraño a la homeostasis del cuerpo orgánico. Lo traumático se presenta como una irrupción  de goce, de energía inasimilable, que mueve al sujeto a producir respuestas. El sujeto mismo es una respuesta a este real.

El síntoma sería esta respuesta que en Freud es traducido como una transacción entre la pulsión y la defensa. En Lacan es un acontecimiento  de cuerpo en la entrada misma a la lengua.

De ahí que lo sexual finalmente tanto del lado fálico, como del lado femenino, no fálico, no son otra cosa que hechos de discurso.

La pulsión no es otra cosa que la resonancia, el eco en el cuerpo del hecho de que haya un decir. Lo sorprendente es cuán sensibles son los cuerpo a ese decir.

Diríamos que el significante es la causa material, formal, y origen del goce. No habría goce sin significante.